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LA NOCHE

 

 

Supuso que llegaría tarde
y que la luz, eterna de plata,
poco a poco, lenta, finaría.
Que nada era real, ni los árboles,
a duras penas resistiendo el
vigor del viento; ni los faroles,
grises, nublados de la mañana;
ni siquiera la gente y sus mil ojos
y mil manos; nada era real.
Pero la noche, al fin, germinó

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